Romina Sanchez

MUJER Y MAMÁ QUE AMA FUERTE
Mientras armaba las líneas para iniciar esta web, iba realizando tareas a la par, casi imposibles de abandonar, armar el almuerzo, preparar la lunchera, cambiar un pañal, bañar, curar, explicar la tarea escolar, cambiar algo roto en la cocina, ordenar juguetes, jugar, relajar, inventar historias para antes de dormir; las madres somos como el verbo caminando.
Hay momentos en los que quiero salir volando y estar sola, y en ese instante elijo nuevamente estar donde estoy: abrazando a dos criaturas y disfrutando de armar un peinado con una mano, cocinar lo que salga en el momento, delegar, educar, entender que no soy la mejor, ni la peor.
Ser esa mamá con aristas, pero que ama fuerte.
Estamos tan ocupadas que nos olvidamos de que ellos también nos aman, así como estamos, así como somos.
En ese camino lleno de baches, que es la maternidad, las madres tenemos un sólo bando: el saber que todas hacemos lo que podemos y que no debemos explicaciones a nadie.
El minuto a minuto, el día a día es cansador, y no existe otro título en esta vida con esas características, esto es de por vida.
Hay un concepto que me llamó poderosamente la atención: SORORIDAD, la solidaridad entre mujeres.
No se juzga, se comprende.
No se critica, se ayuda.
Tener hijos o no tenerlos, dar la vida por parto natural o por cesárea, dar la teta o no querer darla, pero poner el cuerpo y tu corazón no se critica livianamente.
Vivir y dejar vivir.
Los que no tienen hijos, o los que tienen y se portan horrible, o los que no les sobrevive ni una suculenta.
Nos llegarán miles de consejos: “el bebé se quedó con hambre”; “para mí que son gases”; “tiene que comer papillas”: “se va a ahogar”: “debe dormir boca arriba”; “está amarillo”; “¿para cuándo el segundo?”; “vas a tener que darle fórmula”, y quizás nos convenzan de que somos malas madres. Y nosotras sólo pensamos en cómo mantener con vida a ese bebé que acaba de nacer.
Nunca estamos solas.
No hay dos embarazos iguales, tampoco dos madres iguales, es hora de dejar de compararnos. Ni siquiera nosotras somos las mismas con el primero que con el segundo hijo, ni somos las mismas ni un día al otro. Los hijos se instalan, en tu tiempo y en tu todo.
Oigamos nuestro instinto; cuando no podamos, pidamos ayuda y busquemos la otra cara de la maternidad, que es el tiempo para uno. Estar sola.
Al final del día, todos los días, no importa si tengo o no desafíos laborales, o decisiones profesionales que tomar, desde el sentido mas profundo y desde lo pragmático, criar, es lo más difícil que estoy haciendo, por lejos.
Acá estoy antes de salir corriendo, me encuentro para colaborar y dar mi granito de arena en la crianza, que sea respetuosa y consciente.
Estudié Nutrición y, para direccionar el sentido de la profesión, me dedico a informar acerca de una alimentación respetuosa y perceptiva, de los tiempos y los modos, ofreciendo alimentos sanos y adecuados para cada niño.
Gracias a cada una de las personas que me siguen, que me han acompañado en este recorrido.
A mis compañeras y colegas. A mi familia, que ellos son el Motivo y el Impulso a todo.
No es fácil este camino pero es un recorrido que vale la pena.
MI LUGAR VOCACIONAL
Dietista-Nutricionista Argentina. Egresada de la Universidad Adventista del Plata.
Posgrado en Obesidad y Diabetes, Universidad Favaloro de Buenos Aires.
Trabajo en Alimentación Complementaria (Baby Led Weaning) y materno infantil en centros dedicados a atención de niños transmitiendo el mensaje y beneficios de la Lactancia Materna.
Posgrado en Cirugía Bariátrica por la Sociedad Argentina de Nutrición y por el IIECS de México.
